16 octubre, 2006

PARÁBOLA PARA LOS ENAMORADOS

Cuentan que una vez se reunieron todos lo sentimientos y las cualidades del hombre. Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura propuso que jugaran a las escondidillas. La intriga levantando la ceja y la curiosidad sin poder contenerse dejaron la pregunta en el aire, pero el entusiasmo seguido de la euforia y la alegría dieron tantos saltos que terminaron por convencer a la duda y a la apatía que nunca se interesaban por nada.

Uno, dos, tres, cuatro, comenzó a contar la locura. La primera en esconderse fue la pereza que como siempre cayó detrás de la primera piedra del camino. La fe subió al cielo y la envidia se escondió detrás de la sombra del triunfo, que por propio esfuerzo había conseguido subir a la copa más alta del árbol más alto.

La generosidad casi no consigue esconderse porque cada lugar que encontraba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos. Si era un lago cristalino; ideal para la belleza, si era la copa de un árbol; perfecto para la timidez, si era una ráfaga de viento; magnifica para la libertad. Así es que terminó por esconderse en un rayo de sol.

El egoísmo, en un lugar bueno desde el principio, ventilado, cómodo pero sólo para él. La mentira se escondió detrás del arco iris y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes, cuando la locura casi terminaba de contar el amor todavía no había encontrado lugar para esconderse, pues todos estaban ocupados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores.

Concluyó el tiempo para poder esconderse y la locura comenzó la búsqueda. La primera en aparecer fue la prisa apenas a tres pasos de una piedra, sintió vibrar a la pasión y al deseo en los volcanes. En un descuido encontró a la envidia y luego pudo deducir dónde estaba el triunfo. Al egoísmo no tuvo que buscarlo porque salió disparado de su escondite que en realidad era un nido de avispas.

De tanto caminar sintió sed y al aproximarse a un lago, descubrió a la belleza. La duda fue mas fácil de encontrar estaba sentada sobre un cerro sin decidir dónde esconderse. Así fue encontrándolos a todos: al talento entre la hierba fresca, a la angustia en una cueva obscura, pero el amor no aparecía en ningún lugar. La locura lo buscó detrás de cada árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas. Cuando estaba a punto de darse por vencido, encontró un rosal y comenzó a mover sus ramas.

Entonces escucho un grito doloroso. Había herido al amor en los ojos, la locura no sabia que hacer para disculparse, lloró, rezó, imploró, pidió perdón y prometió ser su guía para siempre, es por eso que desde entonces el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.

Este mensaje es para todos los que están enamorados, los que se quieren enamorar y a los que no también, en especial para los que nunca están contentos con nada y que siempre están enojados o tristes. Ojalá que siempre los acompañe la locura, ya que con ella va el amor.

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