20 diciembre, 2009

SE LLAMA SUSANA





Simplemente, me dejé dominar por la curiosidad. Lo confieso sin temor a equivocarme. Y es que mientras navegaba por una página de literatura me resultó imposible controlar la sensación de husmear en el libro de visitas. Así que me detuve a leer algunas opiniones de aquellos que buscando algún tipo de información similar, habían dejado sus mensajes para compartir con otros su parecer acerca del sitio.

“Lewis Carroll tuvo que haber usado estimulantes cuando escribió Alicia en el país de las maravillas, decía irónicamente la persona cuya dirección de correo electrónico llamó mi atención”. Dioza_zol@hotmail.com me sonó completamente normal, pero el hecho de que hubiera empleado la letra “z” para escribirla fue lo que enganchó a mis ojos inquietos.

De inmediato quise saber más detalles acerca de ella. Copié su correo y le escribí un breve mensaje que no tardó en devolverme. Comenzamos a intercambiar ciertas especulaciones sobre la obra de Carroll y nuestro diálogo giró en torno a lo que le daba ese tono tan especial para ambos. Lo cierto es que me dijo que esa novela le encantaba como pocas y que incluso se sabía de memoria varios fragmentos de la historia.

Luego de tan fortuita coincidencia, intentamos hablar más sobre nosotros. Me contó que no tenía ninguna hora fija para conectarse al messenger pero poco después, me mandó su número telefónico apuntado con letras de colores sobre una tarjeta virtual.

Han pasado un par de días pero hoy finalmente me atreví a llamarla. Por un momento supuse que del otro lado de la bocina me contestaría una persona mayor que yo, pero menuda sorpresa la que me acabo de llevar. Su nombre es Susana, tiene tan sólo 23 años, se dedica a estudiar la carrera de turismo y además toma clases de yoga cuatro veces al mes.

Mientras me dice todo eso, sus palabras logran inquietarme porque su voz dulce y jovial me parece de lo más espontánea. Lo mejor de todo, es que también vive por mis rumbos y que muy pronto la podré conocer en persona por esa cualidad o defecto que siempre me ha caracterizado, es decir, gracias a la incontenible curiosidad que desencadenó todo. 

19 noviembre, 2009

TU ÚNICO DIOS




Desconoces los motivos precisos, pero siempre relacionas el deseo femenino con el acto de comerte una manzana. Degustar su sabor te parece tan sensual como el goce que produce ese encuentro, donde se trascienden las barreras físicas a partir del furor nacido de un dulce beso.

Mientras la brisa provocativa cobra mayor fuerza para refrescarte con su aliento de verano, las nubes se aglomeran en el vasto cielo. Sentada en la banca de un parque, te tomas la libertad de pensarme en la tranquilidad del crepúsculo.

Ya no puedes ni quieres resistirte. Tal vez finjas que no me conoces, pero en el fondo sabes que eres fiel a mi sagrada voluntad en este mismo instante. Se te hace agua la boca y sin que puedas evitarlo, crecen tus ansias de ser poseída. 

Entonces me sostienes entre tus manos, aumentando los latidos en el ritual de seducción en el que precisas sentirme sobre la superficie de tu piel. Ahora estoy cerca de tu alcance: me imaginas en tus labios, dispuesta a mis delirantes caprichos y urgida de mil caricias, sientes hervir la sangre. 

Mis esfuerzos resultan fructíferos. Antes de morderme delicadamente hasta sacarme el jugo y llegar a mi centro, te figuras que soy esa manzana roja, brillante, aromática. Quebrantada por mi esencia, juegas con mi necesidad de ser palpable, cierras los ojos al fin y pierdes el control de todos tus actos, disfrutándome por completo, pues soy Eros, tu único dios, tu mejor amante.





19 octubre, 2009

COMPARTO LA CIUDAD





De la densidad nocturna salimos airosos, si entendemos su propia lógica, su singular ironía de perseguidores y perseguidos. La noche se hizo para evadir nuestras rutinas, por eso la gente deambula en busca de una rebanada de felicidad, aunque ésta sea efímera, apenas regida por su ideal de libre albedrío.

Te pienso aquí, entre los faros de la Alameda Central, en las calles empedradas, en el cruce de las esquinas con los semáforos en rojo, en la fiesta necesaria para restablecer el espíritu, con una multitud enardecida por la música de Gardel. Luego del festín, todos se repliegan hacia sus respectivos territorios enfilándose por la calle de Madero, por el Puente de Alvarado hasta llegar a Insurgentes o hacia el primer retorno que los lleve a sus reiterados compromisos de habitantes sumidos en la ciudad más poblada del mundo.

Aquélla de donde huiste antes de que una suerte de universos paralelos congeniaran y nos mostraran por segunda vez el cielo, acomodándote de espaldas, dejando que te penetrara con la mirada para que empezara a ver tus lunares como estrellas y pudiera llegar a tu mismísima luna, mientras transpirábamos esa complicidad que pocas veces se da entre dos seres humanos; eléctrica, intensa, creativa.

De las calles recorridas sobresale una espesa oscuridad y desde los callejones se abre el abanico de los asiduos al anonimato; los hombres que fingen ser mujeres para ofrecerse al mejor postor; los patrulleros corruptos que viven de la “mordida” obligada a los intransigentes y los vagabundos que rondan de una diversión a otra en su propia velada.

A las sombras noctámbulas les robamos los minutos que puedan pasar inadvertidos, instantes de un lance pletórico, ensayado en incontables ocasiones para convencernos de la cantidad de tiempo que nos sobra en la existencia. Ahora que nos conocemos más, comparto la ciudad contigo a través de estas palabras, porque es la mejor forma de ubicarme al lado de tus prioridades, haciéndome presente en tus pensamientos, quedándome allí; acercándome sigilosamente a la proximidad de tus linderos.



20 septiembre, 2009

TE LO CUENTO A TI





Cuando coincidimos llegamos a un sitio que llenamos juntos de palabras poderosas. Velas aromáticas, tranquilidad expectante, perfectibles definiciones del amor y el desamor; pasajes de nuestros aconteceres convertidos en un manto de palabras. En el intercambio de miradas furtivas, una voz interna nos ayuda a pronunciar algunas: “ven conmigo”, “me gustas mucho” o “quiero más”; en ese juego, se nos escapan otras con el deseo que también esta hecho de palabras, de presencias veladas y de imaginarios personales.

¿Pero qué es el amor, en qué se transforma y cuántos vértices puede tener? ¿Será verdad que con el tiempo, los actos amorosos se multiplican cuando se le da rienda suelta al corazón? ¿O será tan complejo que ya no admite más retos que demuestren que no puede darse indivisible y leal, como alguna vez habíamos considerado?

¿Es que acaso aún es posible hablar de amor? ¿Se puede ser tan atrevido o tan ingenuo como para decir un “te amo” con total impunidad? ¿Hay todavía alguien que logre vivir una gran pasión que al final no parezca un remedo insulso de una película trillada en la que ya todos nos sabemos de memoria el argumento principal? Lo supongo, pero no lo sé a ciencia cierta.

Y es que vas de mí a tu vida, luego yo me voy de ti a mi vida. Sólo el pasado, la memoria, los secretos y lo que sabes e ignoras de ti misma es completamente tuyo. Porque al final de cuentas, resulta que somos cada uno su propia libertad.

¿Pero a la vez me cuestiono por qué se renueva este deseo de verte otra vez? ¿Por qué no se agota ya? Mi única certidumbre aquí sigue siendo la duda. Si nos encontramos nuevamente, quizás busquemos ese otro idioma en común donde no hagan tanta falta las palabras para lograr un entendimiento mutuo. Después de todo, no debe ser tan complicado como suena si lo intentamos con un convencimiento pleno.

Te lo cuento a ti porque cada gesto tuyo, cada abrazo no pedido y cada una de tus sonrisas es así en realidad; una palabra, una frase antes oculta que ahora nombra algo distinto a la distancia adecuada y en el momento preciso, es decir, algo que busco solamente contigo.


21 agosto, 2009

EVADIMOS LA SOLEDAD


Desde pequeños nos acostumbran a lidiar con ella, aunque no en todos los casos, y a veces no importa que tan acostumbrados estemos, nos resulta indignante en el fondo concebir la idea de quedarnos así, sin tener a alguien a nuestro lado que nos escuche cuando queremos quejarnos del mundo.


Es fiel compañera hasta que uno se aburre y termina por ahuyentarla o al menos evitarla lo más que esto sea posible. Es una sensación incómoda no saber cómo llenar ese vacío cuando se presenta, pues va más allá de sentirlo en el estómago o de llegar a palparlo con todo el cuerpo.


La mía por muy grande que sea, es una soledad acompañada, porque a través de los instantes congeniamos en el espacio para coexistir bajo el mismo tálamo de expectativas construidas.

Solos nacemos y venimos a poblar el orbe, así como solos morimos y nos vamos de la tierra para olvidar los malos tiempos. Eso dicen, sólo estamos de paso en la inmensa rueda giratoria del universo.

De forma inevitable, tratamos de fugarnos a un escenario alterno, buscamos a los otros y evadimos la soledad por medio de la comunión de las ideas que se propagan hasta ser un mismo mensaje, el cual nos unifica, tal como este que ahora lanzo para que llegue hasta la inmediatez de tu condescendiente mirada.


21 julio, 2009

DEL OTRO LADO DEL OCÉANO



Llegó la hora de ir de compras. Actualizar el guardarropa es un buen motivo para renovar el ánimo, -ahora entiendo a las mujeres-, y dejar atrás, todos los problemas que nos aquejan diariamente.

Entro a la tienda, y en el primer atajo llego al pasillo de lencería. Recorro los aparadores y los percheros sin encontrar algo que capte completamente mi atención. Echo un vistazo alrededor, poso la mirada en las texturas del lino y de la seda; la suavidad de las telas me cautiva, y me deslizo entre las prendas ceñidas que erotizan los aparadores. Eso sí, las ofertas brillan por su ausencia.

De pronto, me figuro tus medidas amoldando mi tacto, sintiendo con mi mano al calce, tus formas imaginarias, pero me detengo para ubicar el departamento de caballeros cuando una señora se me queda viendo con un dejo de curiosidad.

Doy la vuelta para perderla de vista y del otro lado veo a los que están cobrando en las cajas, y a la gente que se forma para que la atiendan. Más adelante, veo los trajes, las camisas de vestir, y los pantalones que vienen para esta temporada. Una señorita se acerca a preguntar si busco algo en especial.

Le agradezco su atención inmediatamente. Me ayuda a saber la talla de cuello y el largo de manga de las camisas que me gustaron.

Me recomienda el modelo Europa por su cuello amplio y por la doble costura de sus acabados; me le quedo viendo, la escucho hablar, y pienso en que todo tiene que ver con todo, que casi siempre hay algo que me hace pensar en ti, y en el lugar en donde esté le pregunto al silencio si no estás arriesgando demasiado por querer disfrutar tanto de la vida, aunque en el fondo sepa que es justo eso lo que caracteriza tu estilo.

La variedad de colores me hace pensar que llevaré más camisas de las que tenía contempladas. Gris Oxford, azul cirio, rojo cromado, amarillo ocre, palo de rosa, violeta y el negro elegante que nunca puede faltar.

Escoger ropa para otra persona es una verdadera proeza, pero cuando se trata de uno mismo quisiéramos comprar toda la que nos probamos.

Me voy con el gusto por estrenar las camisas compradas, y no puedo negar que me quedaron a la medida. En una mano llevo la bolsa, y en la otra cargo la carpeta que me acompaña tarde y noche en mis andanzas aquí, del otro lado del océano Atlántico; pensando en lo he dado por tu amor que, de cualquier forma, se va perdiendo sin remedio.

24 junio, 2009

NO ESPERO NADA DE TI


Una gran aversión nos dominó después de haber dicho “te amo” hasta el cansancio. Rodeado de múltiples compañías, hoy te veo tan extraña a mí, superlativa en el deseo de dudar en lo imprevisto ante la obsesión que más me cuesta contener en su cauce establecido.


Nada nos quedó después de lo compartido cuando decidiste buscar la dicha perdida en lo que jamás te podrá ofrecer la incertidumbre. Luchando contra el rompimiento de todo lo que nos acosaba en la inmediatez de la risa, comprobamos el agobio por ensayar lo desconocido luego de probar la inmortalidad.

Nuestra pasión quedó a la deriva y nos venció el letargo de sabernos domesticados por un sentimiento impuro, pero invencible desde su misma naturaleza, porque no pudimos escuchar la noción de lo que supimos crear alrededor nuestro.


La explicación que necesitaban nuestros desconciertos no dependía del esfuerzo por despuntar en el futuro ofrecido, el cual era indiferente por nacimiento. Sólo su inminencia pudo evocar el recuerdo de otros tiempos, pues el amor fue un juego con el que nunca nos comprometimos.

Si no hicimos nada en común, entonces todo lo que nació de nuestro cariño fue absurdamente improvisado. Y aunque la ausencia de caricias que disfrutamos antes de nuestra despedida final me duela, nada nos queda para recuperar ese nicho de gracia indestructible, porque ya no espero nada de ti.

24 mayo, 2009

A LA INTEMPERIE DE MIS CARICIAS


Si te dijera que la espera se está haciendo cada día más complicada; que es una sensación confusa la de tenerte presente en cada segundo, y luego encerrarme a escribir escapando de los obsesivos días que me restan alejado de ti.

Mientras tanto, le platico a todos mi afanoso impulso de seguirte, con esa fuerza llamada amor, como la razón primordial para no hacerle caso al olvido prematuro.

Ofuscadas ambivalencias me hacen dudar de extremo a extremo; me cuesta tanto aceptar el designio de que vivas en un mundo tan apartado, y que tener acceso a él esté fuera de mis manos, más allá de las hostigadas palabras que te envío esperando producir el eco de un sólo vendaval.

Luego, recuerdo los besos, la euforia, las risas, la asombrosa forma de acoplarnos en todos los sentidos. Lo que me hiciste apreciar de la vida mientras estuvimos juntos y las impresiones gratas que aún sigo albergando en mis más dulces delirios.

Lo pretenda o no, la contradicción de quererte gira por el centro de este mensaje que sin pretexto deberá ser leído en voz alta para llegar hasta tus oídos; para que lo guardes en el interior de tus pensamientos y al confabularse puedas deletrear mi nombre desde la distancia más lejana, desde ese otro mundo donde vives ahora, a la intemperie de mis caricias.


26 abril, 2009

TAN SÓLO ME PREGUNTO



Te escribo porque quizá no me atreva a hablarlo. Hay todo por decirnos, pero a veces es mejor dejárselo a las palabras. Te veo y me conmueve tu vida pasada; lo que apenas conozco de ti.

He podido verme en tus ojos cuando ríes o incluso cuando te horrorizas ante la muerte.
He olido tu aroma al acercarme a tu cuello, ese olor dulce que se adhiere a la tersura de tu piel y me he tenido que contener para no robarte un beso intempestivo.

Otras personas intentan acercar nuestras almas y tan sólo me pregunto si su iniciativa podrá tener algún sentido para ambos; si acaso un día o una noche nos atreveremos a seguir sus consejos y nos dejaremos llevar por esa magia que se despierta si nos encontramos.


¿Será que así es la vida, y que cuando estamos listos para querer a alguien sólo debemos estar en ese mismo camino donde congeniamos?


24 marzo, 2009

QUIERO TOMAR TUS MANOS


Sé que no ha pasado mucho tiempo y tengo que confesarte que no importa lo que esté haciendo, a cada momento pienso en ti y siento que te necesito a toda hora. Mi vida, ¿qué me hiciste? ¡Yo nunca me había sentido así! Nunca me había sentido tan sensible, tan lleno de esta sensación de extrañarte aquí a mi lado.

Por eso, quisiera volver a verte y lentamente acercarme a tu boca para besar esos exquisitos labios que tienes.
Luego, quisiera que conversáramos sin palabras hasta que tu alma encontrara a la mía en ese acto tan ardiente, construido por ambos. Me gustaría recorrer tu cuerpo con mis labios; acariciar a la vez con locura y con ternura tu existencia.

Es que quiero volver a probar esa lengua tuya que jugueteaba con la mía la última noche en que nos vimos.
Quisiera pasar mis labios por tu cuello, descendiendo hasta llegar a tu parte más sensible y hacerte explotar sin miedo a provocar todo el ruido del mundo; llegar hasta tus caderas y acercándote a mí, penetrar todo tu ser.

Quiero sentir tus dedos tocarme hasta que tus manos acaricien lentamente mi espalda y me hagan volver a vibrar.
Quisiera estar hundido en tus brazos y disfrutar de tu presencia, mientras unimos nuestros cuerpos como si estuvieran hechos el uno para el otro. Ansío volver a escaparnos de nuestras ocupaciones para tenerte de nuevo en la cama y sentir así tu aliento para hacerte mía otra vez.

Pero no sólo eso, pues también quisiera pasar mis manos por todo tu cuerpo y conocer la calidez de todos sus rincones. Quisiera poder mirarte a los ojos y dejarte saber con la mirada que te deseo con una tentación que me resulta francamente insaciable.
Te extraño, te necesito y lo único que puedo pedirte es que me perdones por vivir tan lejos. Quiero tomar tus manos y ya no dejarlas ir.

Mi corazón está allá contigo y con esto, me doy cuenta del gran impacto que has causado en mi vida. Necesito escucharte y después darte un beso tremendamente apasionado que no tenga fin.


24 febrero, 2009

CONTRA TODO TU ENCANTO

Buscando las caricias que no pudimos darnos, intentamos alargar nuestros besos, ansiosos por recuperar un pasado aún presente, en el claroscuro de una noche convidada de la luna más brillante y nostálgica que jamás hubiera visto.

Rozar tu cara, abrigarla con las palmas abiertas, quimera del sueño reprimido que invoca el instante primigenio, ese donde nuestras miradas se cruzaron serenas, hasta vernos más de cerca y observarnos rodeados de un aura inusitada.

Donde el mundo y sus contradicciones dejaron de existir entre nosotros, viviendo del aliento, respiración entrecortada, sobreviviendo al estrechar tus caderas, debatiéndome ante el sólo hecho de ser tuyo, en el entendido de pertenecerte en todos mis dominios, en mis desbandadas y con todas mis fugaces reticencias.

Absorber tu calor fue una forma más de inmiscuirme en los pormenores de tu feliz polifonía, aquella que, sin más alegatos, fue capaz de cerrarme la boca para luego abrirla entregándome a placeres ya casi desconocidos.

Sin poderme mover, te tomo desde las planicies hasta los mismísimos desiertos, hurgando en una maraña de abismos y poluciones, reconociendo las formas exploradas con rezago.

Por la tardanza obligada en la dictadura del tiempo, nos abandonamos en cada abrazo, con el único impedimento de excedernos impunemente en la confusión de nuestras recientes casualidades, mientras deseamos un secreto a voces y rogamos por un minuto liviano que aún contenga la consistencia exacta de lo eterno.

Ahora sólo respiro la esperanza malsana de volver a verte, de que te cruces en mis pasos, reencontrando esa reciprocidad, esa complicidad tantas veces puesta a prueba. Sólo me pregunto si nuestro próximo encuentro volverá a ser tan breve o si alguien te amará como yo algún día.

Luchar contra todo tu encanto, será la única culpa que pueda aceptar por haberme equivocado cuando menos cerca te sentía, pero jamás el haberte orillado a encallar en esa península, en la rutinaria estabilidad de saberte burdamente protegida en otros brazos.


03 febrero, 2009

SENTIMIENTO ESENCIAL


Nada cambia mi convicción de que es el valor más alto de la vida. No dudo que el amor sea la culminación de un sentimiento esencial, y que por lo tanto, deba recibirse con los brazos abiertos y sin medias tintas.

Reitero que el amor es un sentimiento muy grande. El amor falso es un afecto pequeño, pero el amor verdadero es un estremecimiento colosal.

Por eso el amor, al demostrar que es verdadero, quiere ir más allá de lo razonable, quiere no tener medida, quiere ser improbable, ansia convertirse en delirios frenéticos de pasión; en otras palabras, ¡quiere enloquecer!

Cualquiera que sea la definición que demos del amor, siempre quedará implícito que el amor es algo esencial, incesante, que representa el aliento místico que convierte la vida en destino.

En el amor todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas nacen y se comparten con regocijo y sin alardes, en el aprendizaje de entregarse por completo.

02 enero, 2009

SIN INTERMITENCIAS


Nos despedimos momentáneamente para reencontrarnos más adelante, en una variante de atmósferas apasionadas. El reloj sigue marcando sus horas mientras a nosotros nos cuesta más trabajo despedirnos. Las horas nos sobrepasan luego de habernos excedido.

Atemporales encomiamos a los siete azahares que se confabulan entre un sinfín de acuosas texturas. nos despojamos de las inseguridades y nos abandonamos solamente con el apego de sabernos acompañados.

Reconfortados desde el interior que nos da la pauta en los suntuosos ritmos acorazados. En aquella tonalidad de efluvios mezclados a través de dos pieles que se presienten desde la nada.

Atormentados por un palpitar que nos conmociona bajo rumbos nunca antes desbordados. Metamorfosis de sensaciones con reposo premeditado de dos espíritus enamorados en ese vínculo inquebrantable donde los arrecifes de la ausencia se estrechan para relajarnos.

Ya no se trata exclusivamente de decirnos un hasta luego, pues en estos instantes hemos conseguido romper el tiempo tal como lo conocemos, para adentrarnos en una dimensión insólita donde somos tú y yo, unidos sin intermitencias.


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