Mis ojos han visto el titilante
fulgor de tu lenguaje en la pantalla,
ventana que me acerca conocida,
muro que me separa inexplorada.
Te leo, y en mi mente se organiza
un cúmulo de imágenes que alcanza
a dar cuerpo a la idea de tu cuerpo,
a dar vida a la idea de tu alma.
Te conozco y te ignoro a un mismo tiempo;
estoy contigo, pero qué lejana;
creo tocar tu piel, y entre mis dedos
sólo vibra mi piel sobresaltada.
Sé que vendrás un día, aunque es incierto,
si este saber es fe o esperanza
¿resistirán mis ojos tu mirada?
fulgor de tu lenguaje en la pantalla,
ventana que me acerca conocida,
muro que me separa inexplorada.
Te leo, y en mi mente se organiza
un cúmulo de imágenes que alcanza
a dar cuerpo a la idea de tu cuerpo,
a dar vida a la idea de tu alma.
Te conozco y te ignoro a un mismo tiempo;
estoy contigo, pero qué lejana;
creo tocar tu piel, y entre mis dedos
sólo vibra mi piel sobresaltada.
Sé que vendrás un día, aunque es incierto,
si este saber es fe o esperanza
¿resistirán mis ojos tu mirada?
Tiembla una duda en mi cerebro,
y corre un miedo por toda mi espalda,
formulando insistente la pregunta
de si me verás como me imaginabas.
Estoy en la seguridad de la distancia
y no sé si prefiero tu venida,
o soñarte en ausencia enamorada.
No obstante, ven, voy a correr el riesgo,
que más me aflijo cuanto más te tardas,
o quizá no, no vengas, que no quiero
vivir la angustia si me despreciaras.
O si acaso, tal vez, probablemente,
perdona, amor, que es el temor quien habla;
acércate a mí, sin más, y abre tus brazos,
que yo hace tiempo te abrí el alma.
1 comentario:
Sabes que el poema retrata con exactitud lo que sucede con estos sentimientos. Lo digo por experiencia.
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