A veces,
tomas mi alma entre tus brazos
y me elevas
hasta el cielo dulce y claro.
Incluso llega a dolerme
cuando siento que nacen
alas blancas de ternura
en mis costados.
A veces,
están tan cerca
la piel y el alma que me hieren
las caricias de tus palabras.
A veces, amor,
siento tu rayo de luz
atravesando el cuerpo inmaterial
en que me hallo preso.
Y en la fragilidad
que me confieres
me duele el aire
que respiro.
A veces,
me duelo en mi dolor
por recordarte
y no poder volar hacia tu nido.
Pero sonrío,
porque llega hasta mí el amor
con tu figura alada
y un susurro para enamorarme.
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